miércoles, 6 de octubre de 2010

Por qué no hice huelga

El día 29 de septiembre de 2010, no hice huelga general en primer lugar porque considero que no es el momento de hacerla, me pregunto por qué se ha pospuesto tanto. Y tampoco me parece adecuado ni oportuno dejarnos llevar a una movilización convocada con una notoria desgana y casi por obligación, haciendo un paripé sindical de supuesta defensa de los trabajadores. Los sindicatos, encantados con no machacar demasiado al Gobierno, o sea, que no sea una huelga de esas contundentes. El Gobierno, también encantado porque con eso le dice a Europa ¿no ven ustedes lo fuertes que son las medidas de reducción del déficit que tuvimos que adoptar que nos hacen una huelga general? El Gran Teatro del Mundo.
Por cierto, me pregunto, a los casi cinco millones de parados ¿quién los defiende? estos no pueden hacer huelga. 
En segundo lugar porque lo queramos o no, no podemos seguir sosteniendo el estado de bienestar al nivel que lo tenemos  sin unas profundísimas reformas, que tienen que pasar sobre todo por la reducción del gasto superfluo (anda que no hay gasto superfluo que se puede eliminar) de TODAS las administraciones públicas. Y debería haber una contención de la imposición fiscal para que pueda existir reactivación económica. Los puestos de trabajo los crean los pequeños y medianos empresarios. Y tienen unas condiciones tan difíciles en casi todo (trámites, impuestos, cotizaciones, permisos) que es un milagro que aun haya gente que quiera poner un negociete. Si no se crean condiciones para que los que tienen iniciativa se animen (y a su vez se les preste dinero por los bancos), no nos irá muy bien. Máxime cuando también  es notoria nuestra escasísima productividad en términos relativos con respecto a nuestros socios europeos. Seguimos a la cola del paro en Europa, somos los que más parados tenemos. Y sostengo que los españoles no son ni más tontos ni más listos que nadie, o sea, que algo hacemos mal, muy mal. 
En tercer lugar porque no estoy  de acuerdo con la posición que sostienen los Sindicatos ni su actuación por varias razones: 
1. Nunca vino ningún sindicato a mi pequeño Ayuntamiento en el que somos tres funcionarios, a preguntarnos qué necesitábamos, cuánto cobrábamos, qué beneficios sociales disfrutábamos. Sencillamente no existimos para ellos porque no tenemos elecciones sindicales, no contribuimos a sus éxitos en representación para hacer bulto. Pasan de nosotros. Si contáramos, ya se habrían preocupado de que tuviésemos condiciones de trabajo,  salarios similares y beneficios sociales parecidos a los de las Diputaciones o a los del Ayuntamiento de la capital, por poner un ejemplo. 
2. Porque no estoy de acuerdo con la cantidad de liberados que viven del cuento sin dar un palo al agua durante años que hasta se olvidan que eran unos currantes de una cadena. Los liberados son los únicos a los que no se les descuenta un duro en una huelga. En el Reino Unido no hay liberados, hay representantes que pueden emplear un tiempo  razonable y no recibe un sueldo extra como delegado sindical; siguen trabajando compaginando las labores sindicales con las de su puesto den trabajo normal. Ni en Alemania, donde los representantes son liberados sólo mientras dura la negociación del convenio aunque eso sí, se sientan en los consejos de administración con voz y voto. Y se sostienen a sí mismos con las cuotas de sus afiliados. Y parece que a Alemania y al Reino Unido les va bastante mejor al menos en riqueza y en cifras de desempleo. La cuestión en nuestro país ha llegado a un punto en que han decidido procurarnos un apagón informativo y no facilitarnos datos de la cantidad de liberados que existen. 
3. Porque si los Sindicatos se consideran tan necesarios, que se financien ellos mismos sólo a base de cuotas de los afiliados o bien como se hace ahora con la Iglesia, a través de la aportación voluntaria en el IRPF, que quien quiera marque una cruz. Así se preocuparían de tener unas bases activas y éstas sentirían que hacen algo por ellos. Si son ciertas las cantidades que se publican en algunos periódicos que cobran los Secretarios Generales de los sindicatos mayoritarios, es un escándalo. No me atrevo a reproducir éstas ni las subvenciones que reciben porque son tan escandalosas que no me las puedo creer. Sólo en el BOE de hoy, día de la huelga, se concede a UGT de Euskadi más de un millón de euros (1,114) en tres subvenciones directas, más 231 mil a la UGT de Melilla. 
4. Porque desean seguir viviendo del cuento sin tener presentes los intereses generales de los currantes y sin querer ver un poco más allá, ver cuál es la situación real y no la virtual que siguen sosteniendo. Alicia en Wonderful Land. Porque afortunada o desgraciadamente vivimos en un mundo globalizado y habrá que reconocer que con unas fronteras así de abiertas, es imposible competir con chinos continentales o de Taiwán, gentes del sudeste asiático, coreanos, indios y con otros muchos otros países, que colocan las mercancías en occidente por cuatro duros, si les dejan. Véase el caso del carbón. Sí, a costa de explotar a sus currantes con sueldos miserables y con muchas menos vacaciones, pero lo hacen. Y es imposible competir económicamente con ellos si no lo hacemos con mucha imaginación, una mayor productividad, una adecuada financiación, una mayor investigación-inventiva y unos mejores métodos de trabajo. Está muy bien que nos den todos los beneficios sociales que se pueda a los ciudadanos, pero de alguna manera habrá que sostenerlos. Porque lo queramos o no, es muy difícil competir globalmente con baja productividad que muchas veces proviene del desinterés hacia tu propia empresa, un absentismo galopante, cuotas patronales a la Seguridad Social del 34 %, mucha menos productividad que los alemanes y  muchas más vacaciones que los chinos. Porque otra opción –hoy ya impensable- sería cerrar las fronteras si tenemos que colocar productos más caros y de peor calidad que los que nos traen.  
Mientras no queramos afrontar los problemas de fondo, o sea, ver cómo nos reorganizamos en un mundo global para poder ser lo más eficientes y felices posible, estamos abocados a seguir deslizándonos cuesta abajo y sin frenos. Máxime cuando la única conciencia solidaria que tenemos es la que nos beneficia individualmente a cada uno de nosotros. 
El jueves por la mañana pude oír al Jefe Sindical de la cosa del automóvil de Zaragoza cuando le entrevistaron por la radio en la puerta de la multinacional susodicha formando parte del piquete correspondiente. Dijo que algún despistado iba al trabajo y pretendía entrar a la fábrica, pero se le terminaba de informar convenientemente (sic) y naturalmente lo comprendían y se daban media vuelta. ¿Pero es que somos todos retrasados o nos hemos vuelto todos locos? Los piquetes ¿de qué tienen que informar en el mundo de la información globalizada de internet, facebook, twitter, blogs etc...?  
Lo malo es el proceso de descrédito en el que han caído los sindicatos. Los sindicatos son necesarios, pero a pesar de su imprescindible existencia constitucional,  ya no representan a casi nadie, están maniatados por el bienestar al abrigo de las jugosísimas subvenciones que reciben sin más.  Desde luego, para algo las reciben. Necesariamente deberán llevar a cabo una muy profunda reflexión y reconvertirse si quieren seguir sobreviviendo aunque otra opción es no pensar tirar “palante” y silbar mirando hacia otra parte. 
Ignacio Pérez Sarrión 

No hay comentarios:

Publicar un comentario