Y otras cuestiones…
Dejo para el final un elemento que no se tiene apenas en cuenta. Sólo quiero dejarlo apuntado para desarrollar más adelante y es que es imprescindible un cambio de mentalidad colectiva, de conciencia social, algo que está ínsito en el ser colectivo hispano y latino.
Cuando, aunque generalizando excesiva y quizás injustamente, nos quejamos de que los políticos son lo que son, [presuntos] corruptos, aprovechados, ociosos etcétera, no nos damos cuenta de que los políticos son una representación de todos nosotros.
Siempre me he preguntado por qué en el norte de Europa y el mundo anglosajón las cosas son de otro modo, por qué los negocios en general suelen ir mejor, por qué hay menos desempleo, por qué hay menos ruido en las calles, por qué están más limpias…
Son muchas razones las que intervienen obviamente, pero se me ocurren varias cosas:
-La libertad individual es un valor básico. El Estado interviene menos en la economía, es más fácil progresar con esfuerzo. En algunos países no existe ni DNI. Aquí no sólo lo necesitas sino que además pagas por tenerlo.
- El peor delito es la mentira. Si se miente, se paga. Un político que miente es un político acabado. Los negocios se abren mucho más fácilmente porque se confía más en la gente. Se presume la honradez. Y funciona la inspección además. Véanse los bonitos y para un latino ingenuos formularios que hay que rellenar cuando se va a Estados Unidos.
-La razón y el bien colectivo son valores superiores, se adoptan decisiones por su valor intrínseco, no por ser conveniente a mis intereses individuales o de mi partido.
- No se espera tanto que el Estado haga todo por uno como que le dejen hacer a uno. Cada cual es responsable de sí mismo, de sus actos y de las consecuencias de los mismos. Aquí cualquier cosa que no vaya bien se le achaca a otro, si es posible a una administración.
-La disciplina es un valor básico también, derivado del individualismo y de la propia responsabilidad de uno sobre sí mismo. Control de uno mismo. No es tan necesario un control externo para que se cumplan las obligaciones.
-Aportando razones, se puede hablar de cosas de las que aquí no se puede ni hacer mención sin que le descalifiquen a priori acusándole a uno de bolchevique o de fascista. O sea, se puede hablar incorrectamente desde el punto de vista político, lo que promueve el debate.
- No hay un exceso de normas, pero éstas se cumplen. Aparcas en doble fila y te multan, seguro. Ya se sabe, dura lex, sed lex. Aquí se cumplen según. Llamas a la Policía porque hay un coche en doble fila y no puedes salir y hasta la Policía (si es que viene) parece decirte que no les avises para esas tonterías.
-Los impuestos se pagan porque hay conciencia social de hacerlo, socialmente es sumamente reprobable la ocultación y el fraude fiscal. Y además si te pillan vas a la cárcel. Aquí si defraudas al fisco los amigos te aplauden por lo listo que eres y si por desgracia te pilla Hacienda la multa es fuerte pero no suele pasar de ahí, salvo que sea muy gorda. La economía sumergida campa a sus anchas. En España hay un importantísimo número de billetes de 500 €. Ya se sabe.
- La base del sistema es la ética, la honradez y la confianza mutua, aspectos elementales para las transacciones comerciales. El Estado confía en la persona (apertura de negocios con comunicación). Aquí el Estado considera hasta ahora necesario controlar al máximo a todos los ciudadanos y encima establece sistemas ineficaces (licencias para abrir negocios, actividad administrativa de intervención).
-Cuando hay conflicto la justicia reacciona con relativa rapidez. Aquí pasan años.
-Aquí el empresario en muchas ocasiones no ve a sus trabajadores sino como elementos necesarios en un sistema productivo y poco como personas. Y tampoco el trabajador siente a la empresa muchas veces como algo suyo.
En definitiva, muchas cosas habría que cambiar, caminar hacia una filosofía de la verdad, de la honradez en el comportamiento y en la ética, de la disciplina y de la responsabilidad. Eso es algo que no cambiará nunca un Real Decreto Ley, ni siquiera la Constitución. Es algo íntimamente cultural y que exige un esfuerzo colectivo de consciencia, de racionalización, de implicación, de responsabilidad y de capacidad de reacción colectiva.
Ignacio Pérez Sarrión
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