viernes, 18 de enero de 2013

La sabiduría papal y los reyes magos hispanos

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ¡Ay, Dios!… Pues eso, toda la vida de Dios, valga la redundancia, creyendo que los Reyes Magos provenían de Oriente y ahora resulta que son paisanos nuestros, compatriotas de algún lugar de Tarsis, o sea, del rincón occidental de nuestra Andalucía ancestral. Nada de Persia, India o Yemen, orígenes exóticos y evocadores, sino de alguna antigua ciudad cercana a Huelva, Sevilla o Cádiz, realidades cotidianas para los seguidores de este blog municipalista. ¿Lebrija, acaso? ¿O Moguer, o Trigueros, o Jerez….? Quién sabe. El caso es que hace ahora más de dos mil años, dos mil dieseis según las cuentas vaticanas, una comitiva salió de nuestra tierra para llevar ricos presentes al hijo del humilde matrimonio de María y José. Y esto no lo dice uno cualquiera animado por el anís de las fiestas, sino que lo afirma el mismísimo Papa de Roma, el muy erudito Benedicto XVI, en su libro La Infancia de Jesús.
Y si los Reyes Magos eran hispanos y llevaban esos ricos presentes, la lógica apunta a que la Hispania de la ápoca, o al menos de su esquina suroccidental, fue un territorio próspero, de abundantes riqueza naturales y vivo comercio. Cruel paradoja ahora que acabamos de digerir los últimos datos de empleo. De aquel emporio de riqueza, a la zona con mayor paro de nuestros días…. ¡si los Reyes Magos levantaran la cabeza! La vida da muchas vueltas. Y la historia, notario fiel de lo acontecido, deja buen recuerdo de ella. Lo que ayer parecía imposible, es una realidad cotidiana hoy; lo que ahora consideraríamos como un sueño, pudo acontecer antaño. Así de caprichoso es el pasar del tiempo, que en ocasiones nos regala la abundancia y en otras nos castiga con la pobreza, como bien refleja la afirmación bíblica de la alternancia de periodos de siete años de vacas gordas con otros de vacas flacas. La afirmación del Papa Ratzinger contrapone las luces del ayer con las sombras del hoy.
Y todo esto viene porque hace unas semanas leí una noticia que me llamó la atención. Con innegable habilidad periodística se titulaba “Los Reyes Magos venían del Sur de España”. Y tal afirmación procedía, ni más ni menos, que del mismísimo Papa Benedicto XVI, antiguo cardenal Ratzinger. En concreto, en la página 102 del libro mencionado, se puede leer: “La promesa contenida en estos textos extiende la proveniencia de estos Magos hasta el extremo Occidente (Tarsis-Tartessos en España)”. Los textos a los que el escritor se refiere con  los Salmos 72,10 que comienza con unos versículos directos: “Que le paguen tributos los reyes de Tarsis y de las costas remotas…”  e Isaías 60 que hace referencia a las opulentas naves de Tarsis con sus míticos cargamentos de oro y plata. Es cierto que el Papa también contempla la posibilidad de que los Reyes Magos fueran astrólogos persas – qué bonito aquello de que los condujera una estrella – o que se trate de un simbolismo concretado por la tradición y que haría referencia a los tres grandes continente de Asia, África y Europa. Quién sabe. El caso es que nosotros, como españolitos de a pie, nos ilusiona la referencia papal a nuestro terruño y nos hace sentir alguien en estos tiempos tan atribulados.
Debemos matizar que el reino de Tartessos, de existir como tal, habría alcanzado su apogeo mercadeando con griegos y fenicios unos mil años antes del inicio de nuestra Era, para desaparecer sobre el siglo VI antes de Cristo. Los Reyes Magos andaluces no habrían procedido de la Tartéside, sino de la Bética iberoromana, contemporánea a la fechas del nacimiento de Jesús. Aunque existió cierto interés por el reino mítico durante el Renacimiento, fue el peculiar arqueólogo alemán Shulten quién volvió a rescatar su recuerdo del olvido. El hallazgo del espectacular tesoro del Carambolo exacerbó el deseo de saber más de aquel periodo de nuestra historia, hoy bastante acreditado gracias a los reiterados descubrimientos arqueológicos. Schulten, al modo de Shliemann con Troya, utilizó las referencias bíblicas y clásicas para intentar descubrir Tartessos bajo las Marismas del Guadalquivir. Fracasó en su intento, aunque dejó abiertas las puertas de su recuerdo. Tarsis aparece citada en más de veinte ocasiones en la Biblia, y siempre con referencias a sus riquezas. Como muestra, un botón: la plata que ornaba el templo de Salomón procedía de nuestra tierra.
La afirmación del Papa nos permite contrastar aquellas riquezas bíblicas con nuestra dura realidad actual. Pero como somos optimistas, y no desfallecemos en el intento, debemos pedir sus Majestades salud, dinero y amor para este Año que hemos comenzado. Y ahora, que sabemos que son compatriotas…, ¡tenemos un buen enchufe para conseguirlo! ¿Quién dijo que la marca España ya no servía para nada? Que la prosperidad tartésica regrese a nuestra tierra, amén.
Manuel Pimentel

No hay comentarios:

Publicar un comentario