No quisiera que el retraso en escribir lo que me había propuesto se interprete en el sentido de que no existen esos datos buenos, sino que las cifras disponibles de muchas variables muestran un cierto cambio de tendencia, pero todavía incipiente; es mejor esperar a que se disponga de más datos, para comprobar si dicho cambio se consolida antes de cantar victoria.
En este sentido, un dato que sí ha mostrado un buen comportamiento es el del saldo de los ingresos por turismo; y de ello se ha hecho amplio eco toda la prensa especializada, y por supuesto el Gobierno, que necesita agarrarse a cualquier buena noticia como a un clavo ardiendo.
Los datos son muy claros: hasta Octubre, vinieron a España muchos más turistas que el año pasado, 1,2 millones más, y se espera que en total sean 58 millones, lo que haría de 2012 el segundo mejor año de la historia; quienes han venido han gastado más, generando en total un 6% más; los visitantes son mayoritariamente nórdicos, alemanes, franceses y rusos; han venido menos italianos; y como no podía ser de otro modo, los españoles han viajado menos al extranjero y quienes se han desplazado en España lo han hecho a segundas residencias o viviendas de familiares y amigos; todo lo cual parece muy lógico.
El efecto agregado de esos comportamientos se refleja en la balanza de pagos, como se comprueba en las cifras que publica el Banco de España; así, por ejemplo, en el apartado de bienes el saldo de los 10 meses del año es un 32% menos negativo que en 2011: -23.000 M€ frente a -34.000. Por cierto, hablando de datos que mejoran, esta misma partida en 2011 fue la mitad de mala que en 2008.
Pero donde más se nota la mejoría es en el saldo de la balanza de servicios, que hasta Octubre presenta un saldo positivo un 13% mejor que el año pasado: +34.600 M€ frente a +30.500 M€. La mayor parte de este saldo tan positivo deriva del apartado “turismo y viajes” que en el mismo periodo presenta un saldo de +28.600 M€ frente a +27.900 M€.
Con todos estos datos, los analistas estudian diferentes tasas de cobertura, y porcentajes para estudiar la realidad de la economía nacional; pero no hace falta meterse en muchas profundidades para observar que al comienzo de la crisis, en 2008 el saldo positivo de la balanza de servicios (especialmente turismo) apenas suponía el 70% del abultado déficit de la balanza de bienes y servicios: la economía española estaba desbocada y el saldo neto del turismo no compensaba semejante déficit, con la consiguiente preocupación de quienes prestaban dinero desde el resto del mundo.
Casi cuatro años después, en los que la economía real se ha esforzado en vender todo lo posible en el extranjero, y el impacto de la crisis ha reducido apreciablemente la capacidad de compra de productos del exterior, se va cerrando poco a poco esa brecha, alcanzándose un punto en el que el saldo de turismo, por sí mismo, la cubriría holgadamente.
Hace unos años, cuando nuestra economía crecía más que otros países, hubo muchas voces críticas con el modelo económico basado en el turismo, posiblemente como reflejo de algún trauma de los años del desarrollismo; seguro que en las actuales circunstancias, quienes defendían esa posición habrán modificado su razonamiento.
El hecho cierto es que si los países más ricos consiguen salir poco a poco de su crisis y los ciudadanos deciden viajar nuevamente; si la inseguridad de los destinos alternativos plantea dudas sobre esos países, desaconsejando visitarlos; si la crisis tan dura que estamos viviendo ha reducido el nivel general de los precios con que en la época buena se recibía a los turistas en muchos sitios; si la profesionalidad del sector se ha mantenido en un nivel aceptable a pesar de los ajustes laborales…. pues bienvenido sea el dinero que traen de fuera, que los empresarios y trabajadores del sector ya encontrarán el modo de ponerlo en producción.
Aprovechemos esta oportunidad que nos brinda el resto del mundo para cuidar un sector que da aire a toda nuestra economía; y deseemos que no vuelva la peligrosa moda de gravar con impuestos absurdos el turismo porque, como por desgracia han comprobado muchas regiones españolas y otros países, ese tipo de medidas reducen las ventas.
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