1. Especialmente me agrada uno de los razonamientos de la Audiencia para confirmar la existencia de plagio, tal y como lo resume el Tribunal Supremo en su Sentencia: “ Por último, la sentencia de apelación analiza otro documento, aportado por el demandado junto con su contestación, que contiene parte del texto con anotaciones a mano de la actora. Según el demandado, habría sido elaborado por el mismo, en aquellos años en que la actora estaba haciendo su tesis , a quien se lo habría pasado para que lo estudiara e hiciera las anotaciones que estimara oportunas. La Audiencia, sin embargo, opta por la tesis sostenida por la actora, de que este texto había sido elaborado por ella y pasado al demandado para su corrección. A esta conclusión le llevan dos consideraciones: 1º) “no resulta creíble que el doctorando corrija en numerosos apartados no sólo opiniones de texto sino correcciones de lenguaje y estilo a todo un catedrático”; y 2º) “si ese es el texto del catedrático director de la tesis , llama poderosamente la atención que dada su enorme similitud (ahora no impugnada) con la tesis elaborada bajo su supervisión y dirección, leída ante el tribunal, finalmente depositada en la Universidad de la que es catedrático el demandado, obtenida por la Sra. María Angeles la calificación de sobresaliente cum laude, publicada y editada en venta al público, con prólogo del mismo Sr. Ramón , éste guardase total silencio en todo ese denso y largo proceso, sin haber puesto objeción, queja o denuncia de la apropiación por un pupilo de todo su trabajo, hasta precisamente defenderse en los procedimientos judiciales”. Finalmente el Supremo concluye: “el tribunal analiza la prueba y expresamente concluye que el demandado no ha probado que esta obra hubiera sido creada antes de que la actora depositara su tesis doctoral y luego la publicara”.
2. Es una sentencia de gran relevancia ya que supone la victoria de David contra Goliat. Un David que representaría al colectivo de alumnos, becarios, ayudantes o interinos; y un Goliat encarnado por Catedráticos o Profesores Titulares. Pero no seamos injustos: la inmensa mayoría de los profesores universitarios tienen vocación investigadora y docente, buena fe y generosidad con su equipo, además de enseñar a sus discípulos y con respeto por su trabajo, pues al fin y al cabo, los éxitos académicos de éste son los de aquél.
Sin embargo todo rebaño cuenta con sus ovejas negras y en una colmena de casi 100.000 profesores universitarios no faltan quienes desde su posición de brahmanes y encaramados en una concepción feudal de la cátedra se consideran señor de sus vasallos y de lo que poseen éstos, con derecho de pernada, servidumbre e impuestos.
3. El caso concreto zanjado por sentencia posiblemente esconde una historia digna de un best-seller, que podríamos caricaturizar en varios trazos de ficción. Veamos.
Un lento y duro aprendizaje de una doctoranda bajo la supervisión del maestro. Mucho contacto para no provocar equívocos y tensiones. Abrazos y parabienes con la aprobación de la Tesis doctoral. Un sutil equilibrio hace convivir a maestro posesivo y discípula rebelde bajo la misma carpa de la misma Universidad, Departamento y Cátedra. Muchas horas, días y años con acercamientos, distanciamientos y tensiones. Felicitaciones que envuelven desplantes. Esgrima sin florete. La bola de nieve crece y crece. Hasta que un buen día el Catedrático de Mercantil publica el trabajo de su doctoranda en nombre propio, como gallo adornado con plumas ajenas. Incluso quizás descalificaba con chanzas a su alumna y la sometía a hostigamiento al borde del acoso, y …¿por qué no? acaso hasta se permitía bromear en la intimidad si sus amigos le contaban la acusación de su alumna sobre el plagio: “ Soy Catedrático de mercantil, y el trabajo es una mercancía, así que comercio con ella”. La doctoranda obtiene su victoria y puede replicar: “ Soy profesora de mercantil, y el buque que me ha abordado era un buque con pabellón pirata”. Sin embargo, se trata de una victoria pírrica pues su carrera académica se ha truncado, salvo que como estrategia de supervivencia se acoja a la protección de los rivales de Escuela de su anterior maestro. Telón…¿o continuará?
4. Pues bien, mas allá de la caricatura y del caso concreto varias preguntas atenazan a Sevach:
- ¿Seguirá el culebrón con el recurso de amparo que posiblemente planteará el Catedrático ante el Tribunal Constitucional y en su caso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos?
- ¿ Quedará indemne el beneficio obtenido por el Catedrático con esa publicación bastarda, que contribuyó posiblemente a incrementar su prestigio, completar sexenios, dar conferencias, publicar reseñas o similares rendimientos morales y académicos?
- ¿ Se habrá resarcido la doctoranda del daño realmente sufrido cuando es muy posible que a partir de ahora será mas “interina” que nunca y estará mas “sola” que nunca en su disciplina?
- ¿ Cuántos doctorandos han visto sus borradores troceados y abortados para ser expuestos en publicaciones bajo autoría ajena?, ¿acaso no hay publicaciones de becarios y ayudantes que con el marchamo del maestro pasan a ser fruto compartido, como los bocetos de los discípulos que Leonardo da Vinci coloreaba y firmaba?
- ¿ Cuántos doctorandos han sufrido en sus carnes un duro pupilaje y lo interiorizan hasta el punto de que cuando alcancen sus codiciadas cátedras aplicarán idéntica servidumbre sobre sus pupilos?
- ¿ No tiene nada que decir la Universidad española, donde los expedientes disciplinarios por plagio de trabajos académicos, bien entre colegas, o de alumnos, se cuentan con los dedos?
- ¿ Ejercerá acciones civiles o penales la editorial que publicó trabajos usurpados frente a quien la utilizó de cooperador necesario en un fraude académico?
La respuesta, Dylan dixit, está en el viento.
5. Por último dos enseñanzas a extraer del asunto zanjado judicialmente.
- En vez del Gaudeamus Igitur habría que recordar el sabio dicho de que si en tu camino ascendente te cruzas con alguien que baja, salúdale con respeto, pues es muy posible que te lo vuelvas a cruzar cuando tu bajes.
- Habrá que extremar el cuidado para no incurrir en plagio inconsciente. Debe evitarse la tentación de la urgencia y la economía de esfuerzo y cuando un trabajo incluya ideas o labores ajenas, citarse la fuente; de igual modo las palabras de otros deben ir entrecomilladas ( o sangradas con mención del autor, si el texto es largo). Y ya que estamos en la red, mucho cuidadito con toda la información que puede copiarse o descargarse porque la red comienza a parecerse a un hipermercado oriental de todo a cien: hay de todo, barato y al alcance de la mano, pero es difícil confirmar su origen y calidad, con lo que frecuentemente el consumidor tropieza con sucedáneos o malas copias e imitaciones.
6. Afortunadamente, aunque siempre el pícaro va delante de la Ley, está ampliándose la utilización del célebre software informático para detectar plagiadores Crosscheck, como herramienta que posibilita la comparación de cualquier documento publicado con los contenidos indexados en dicha base de datos y con páginas Web de Internet, cuyo detalle tenéis aquí.
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