El viejo refrán “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente” tiene su aplicación en el mundo de los abogados, quienes tras las “vacaciones por decreto” (impuestas por el carácter inhábil de Agosto, salvo notorias excepciones) deben incorporarse a sus bufetes. Ponerse otra vez la corbata y ser esclavo del móvil y el ordenador, para comenzar el año judicial con la dedicación y esfuerzo del alumno que afronta el nuevo curso académico , ya que las leyes de Darwin sobre la supervivencia de los mejor preparados resultan aplicables al ecosistema de los litigios, que se ha vuelto mas competitivo en el mundo contencioso-administrativo por una triple circunstancia.
En primer lugar, el impacto de las tasas judiciales y criterio de vencimiento para imponer las costas, que provocará en los caladeros litigiosos el mismo efecto que los bloques de hormigón arrojados en Gibraltar.
En segundo lugar, la crisis económica ha impuesto sus reglas a las Administraciones públicas con su secuela de austeridad (menos iniciativas, menos obras y servicios que generen conflictos de intereses con particulares) y mayor control de los políticos ( menos ocurrencias y decisiones de riesgo jurídico).
Y en tercer lugar, el mercado de la abogacía se encuentra convulso. De un lado, una legión de opositores veteranos con formación jurídico-administrativa sólida están dispuestos a trabajar en condiciones leoninas. De otro lado, los grandes bufetes aplican la pesca por arrastre y prestan servicios muy atractivos (atenciones, paquetes y promociones, servicios tecnológicos, economías de escala, etc) con desplazamiento y perjuicio para los modestos abogados.Finalmente, la reconversión a la baja de los Colegios de abogados, por obra y gracia del Ministerio de Justicia, proyecta su amenazadora sombra.
Así y todo, hay que sobrevivir, y puede ser útil exponer los diez deberes del abogado diligente que regresa al bufete tras las vacaciones.
1.Estar alerta y preparado para los problemas jurídicos generados en las vacaciones.
Los problemas jurídicos no se toman vacaciones y el verano es fuente de litigios: responsabilidades por lesiones en piscinas y playas, quejas de consumidores frente a agencias de viajes y hostelería, hurtos mientras se descansa, robos en el domicilio durante la ausencia, multas de tráfico por exceso de velocidad o ingesta de alcohol, líos varios por altercados de jóvenes en la madrugada, tensiones de pareja que desembocarán en divorcios, despidos de trabajadores de temporada,tarjetas de crédito con cargos excesivos o inexplicados,depresión postvacacional que incapacita para el trabajo,ventas de objetos veraniegos de segunda mano, etc.
No se trata de que Mahoma vaya a la montaña, sino de que esté atento y alerta como un sherpa tibetano para quienes pueden extraviarse, accidentarse o sufrir allí.
2. Actualizarse: ponerse al día en las novedades legislativas y jurisprudenciales divulgadas durante el verano.
En vísperas de las vacaciones el letrado suele bajar la guardia formativa, y aunque Agosto es inhábil a efectos judiciales, los Boletines Oficiales no descansan, y no faltan leyes y reglamentos que siendo aprobados en Julio no verán la luz de la publicación oficial hasta el mes de Agosto. Es el caso de la reciente Ley 12/2013, de 2 de Agosto, de mejora de la cadena alimentaria, publicada en el BOE de 3 de Agosto y que se ocupa de las relaciones entre empresas a lo largo de la cadena alimentaria desde la producción hasta la distribución del producto, introduciendo la figura de los contratos alimentarios, requisitos formales y una batería de sanciones.
Así, aunque una Ley publicada hoy quede fuera de la especialidad del concreto abogado, quizás mañana tenga que ser leída por éste con urgencia, y en todo caso conviene que el letrado esté alerta a las “tendencias del mercado y del legislador”.
3.Afrontar un repaso de urgencia de los asuntos pospuestos antes del verano
El mes de Julio suele ser un período de liquidación y cierre que suele llevar de buena fe al abogado a posponer lo que admite aplazamiento ( “ Ya hablamos en Septiembre”, “ ponemos la demanda tras las vacaciones”, “ reúna los antecedentes y documentación en Agosto, que tiene tiempo, y me los trae en Septiembre,etc). Y Septiembre llegará, y con ello, el aluvión de casos a estudiar. Conviene anticiparse a la llegada del cliente y recibirle con frescor y conocimiento de causa ( al menos, no con sorpresa).
4.Verificar el estado de los pleitos pendientes, con especial atención a los trámites procesales en curso.
En particular, dado que los plazos se reanudan en Septiembre, hay que repasar con presteza el estado de cada trámite, no vaya a ser que la temida “caducidad” o “preclusión” provoque disgustos sin cuento, muy difíciles de explicar al cliente.
5. Repasar la correspondencia
Todos examinamos el correo postal tras las vacaciones, y emboscada en la publicidad suele encontrarse alguna perla ( o escorpión). No es extraño que el abogado encuentre correo profesional relevante que requerirá urgente respuesta. Y junto a ello, o mas bien, con carácter prioritario, habrá que examinar el correo electrónico (incluida carpeta de Spam no vaya a ser que los duendecillos informáticos escondan lo que no deben) y darle respuesta u obrar en consecuencia.
6.Estar alerta a las posibles notificaciones en el mes de agosto (propias o de los clientes)
La Administración tiene la carga de notificar su decisión administrativa como condición de eficacia, y se agota su diligencia con el doble intento por el cartero, si resulta infructuoso. Sin embargo, el derecho a vacaciones y ausencia del domicilio suele tomarse tanto por el cartero, como por el funcionario y, como no, por el ciudadano. De ahí que a la vuelta de las vacaciones hay que escudriñar el buzón con lupa por si un discreto aviso postal indicase el intento de notificación, de igual modo que no está de más ( si se esperaba una notificación) que rastrear en Septiembre los Boletines Oficiales, particularmente los relativos a multas de tráfico. Ojo, por tanto, con la práctica de las notificaciones viciosas de Agosto.
7.Repasar la hemeroteca digital, con ayuda de google, para ponerse al día de las vicisitudes “intrajudiciales”
El abogado es un ser social y debe estar al día de la “parroquia judicial”, tanto en la vertiente personal( nombramientos, ceses, anuncios ministeriales de reformas,etc) como procesal (sentencias, suspensiones, cambios de demarcaciones, etc).
Por ejemplo, poco tiempo lleva entrecomillar y poner signos, en el cajetín de google, del siguiente tenor: “ Tribunal Superior de Justicia”+sentencia+ contencioso-administrativo+Andalucía.¡ Voilá! Ahí tenemos lo mas relevante en ese mes. Un abogado informado es un abogado preparado.
8. Darse un paseo por la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa
Como consejo personal de Sevach para el ámbito contencioso-administrativo, nada mejor que dedicar media hora a la lectura de los artículos de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa. No importa que ya la hayamos leído y releído, ni que conozcamos sus vericuetos. La memoria es caprichosa y selectiva, y tener en la “recámara mental” el dominio del camino procesal, con sus encrucijadas y eventualidades, comportará grandes beneficios futuros en tiempo y energías, además de permitir ofrecer al cliente una respuesta clara de lo que cabe esperar.
Se trata solamente de media hora de lectura lenta y atenta de los 139 artículos, y 14 disposiciones complementarias, que con seguridad nos hará descubrir matices y rutas a explorar. Y si ya dedicamos otra media hora a leer el centenar largo de artículos de la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de prueba, pues el abogado irá pertrechado a la contienda.
Decía Napoleón que el buen soldado no engrasa la bayoneta durante la batalla sino que en tiempo de paz la limpia, engrasa y comprueba cada día.
9. Aplicar un rendimiento paulatino
Es difícil que el abogado desconecte plenamente en vacaciones de sus asuntos. En todo caso, no conviene pasar del descanso al pleno rendimiento, ni en la abogacía ni en ningún trabajo ( una manera de estropear un coche es pasar súbitamente de cero a cien). O sea, bien están los propósitos de objetivos ambiciososa la vuelta de las vacaciones, pero debe empezarse con realismo y afrontar en una primera etapa las llamadas telefónicas, los asuntos de trámite, incidentes, recursos administrativos… y dejar para las siguientes semanas, cuando el cerebro se acomoda a la nueva realidad, los pleitos plúmbeos y laboriosos. Nos lo agradecerá nuestro cuerpo y nos lo agradecerá el cliente.
10. Aprovechar activamente los tiempos muertos
Y por último, no puedo menos de señalar que si hay tiempos muertos esperando clientes, los mismos bien pueden aprovecharse planificando la propia formación ( en derecho o en las nuevas tecnologías…¡ ojo!) o escribiendo algún artículo de colaboración o sobre todo, acudiendo a la biblioteca del Colegio de Abogados o de la Facultad de Derecho, donde un rápido repaso de la última bibliografía de revistas de la especialidad nos mantendrá al día. Y es que en los tiempos de tumulto, no solo ha de tenerse presente la fábula de la cigarra y la hormiga, sino esta divertida anécdota que os ofrezco.
“Dos amigos estaban durmiendo en una tienda de campaña en el bosque cuando el rugido de un oso enorme les hizo salir al exterior. Uno de ellos, descalzo y sin vestirse, miró aterrado a su compañero que estaba poniéndose las zapatillas deportivas y le dijo: ¡ No podremos escapar!. El segundo repuso: No se trata de escapar, me pongo las zapatillas porque solo tengo que correr mas que tú.”
Extrapolando el cuento al mundo litigioso, a veces, el abogado, mas que tener razón en derecho, puede triunfar si está mas preparado que su oponente”.
En fin, no soy quien para dar lecciones a nadie de cómo organizar su trabajo, pero si alguien aprovecha algo de lo aquí dicho, o pues habrá merecido la pena.
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