jueves, 3 de octubre de 2013

El Derecho Administrativo llora el fallecimiento de García de Enterría

El Derecho Administrativo español se queda huérfano ante la noticia del fallecimiento del Maestro de maestros. Eduardo García de Enterría ha marcado la generación de juristas y académicos de la democracia. No exagero diciendo que una amplia legión de jueces, abogados, profesores y funcionarios son deudores de una manera de concebir el Derecho Administrativo, como instrumento de precisión relojera para la eficacia, pero por el camino de la legalidad y la justicia.
No soy quién para glosar sus méritos académicos, investigadores o profesionales, aunque al término de este post plasmaré los artículos “in memoriam”. Me limitaré a subrayar tres aspectos.
El primero, el dogmático, en cuanto supo construir el Derecho Administrativo Español y ofrecer un modelo completo y coherente a los alumnos universitarios y funcionarios de fines del siglo XX. Para ello se apoyó en dos columnas. La columna del Derecho Constitucional, que tras el año 1978 era un ” modelo para armar” y supo resolverlo con un armónico elenco de principios ( jerarquía, prevalencia, supremacía, delegaciones y desdegalizaciones, etc). Y la columna del Derecho administrativo alemán, que con sus abstracciones ( personas, órganos, potestades y prerrogativas ) facilitó la elaboración del traje que el Derecho Administrativo Español ha llevado durante las últimas tres décadas.
Particularmente me quedo con su admirable ” La lucha contra las inmunidades del poder en Derecho administrativo” ( publicado en los años sesenta en la Revista de Administración Pública y en 1983 en Editorial Civitas) que nos permite pasear por la Revolución francesa para comprender el principio de legalidad, el control de los reglamentos así como la discrecionalidad y los conceptos jurídicos indeterminados. El libro de cabecera de todo juez y abogado con vocación.
El erudito sabe mucho pero el Maestro además de saber, debe ser capaz de transmitirlo y tener discípulos. Como Don Eduardo. Sembró método, ciencia y estilo. Tres en uno. Cargos académicos: muchos y con mano izquierda. Investigaciones: novedosas y certeras. Premios y distinciones: numerosas y merecidas. Respeto: el de colegas y rivales; dentro y fuera de las fronteras; de teóricos y prácticos…
El segundo, el humanístico, en cuanto el profesor Enterría como un Leonardo Da Vinci contemporáneo, fue académico de la lengua, sabio ensayista de lo metajurídico, fino historiador, y maestro de maestros, cabeza prominente de la denominada Escuela de Madrid.
Y el tercero, el de caballero, pues modestamente me siento orgullosísimo de su atenta respuesta a cierto post anterior.
Vayan aquí mis salvas de disparos de admiración y gratitud hacia ese cielo donde la llegada del profesor Enterría será recibida con alborozo. Los que saboreamos sus palabras y cosechamos sus enseñanzas en vida, solo podemos sentir amargura.
Gracias, Maestro…

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