miércoles, 4 de diciembre de 2013

La pocilga de la justicia

 Nadie se asuste del titular. Veamos los hechos que han sido noticia.  Un movimiento ecologista denuncia a una empresa que construye un campo de golf  por delito de ordenación del territorio.  Como respuesta, el abogado administrador de la empresa denuncia en la vía penal al cabecilla ecologista por rehabilitación de pocilga-gallinero de 30 metros cuadrados. La maquinaria judicial penal arranca y cobra velocidad con gran estrépito de alegaciones y pruebas durante siete años hasta que esta semana se archiva lo actuado.
 La crónica periodística del evento judicial no tiene desperdicio (nunca mejor dicho):
« Nunca tantos peritos, guardias civiles, ingenieros, letrados, políticos y periodistas habían estado ocupados por las tejas y los 30 metros de una mera pocilga. Y un helicóptero con notario, más planos, fotos de satélite y de vuelos sobre Baleares de los aviones de EE UU de los años 50. (…) El propio magistrado del caso afirmó que en su larga trayectoria nunca vivió un episodio semejante. La fiscal, Isabel Monforte, que en ningún momento pidió condena para el ecologista, consideró que no debía haberse celebrado el juicio. Monforte rechazó la actuación de la acusación popular, “por no representar intereses generales, colectivos o públicos. Las motivaciones eran otras”.
    Este incidente provoca en Sevach malestar y tristeza.
   En primer lugar, por la miseria de la condición humana que lleva a estas vendettas absurdas.
  En segundo lugar, por la perversión de la Justicia penal española, que tolera el abuso del procedimiento penal con la misma finalidad que, según expresión del novelista Sánchez Ferlosio, inspiraba el “tirarse un pedo en un botijo: para que retumbe”
   Y en tercer lugar, estos líos nos cuestan un dineral a todos los ciudadanos, pues se han desarrollado las diligencias por siete años hasta que el acusador en el juicio oral desiste de su acusación… ¡ todo se archiva!. Las pruebas y escritos de alegaciones en legajos o carpetas, y éstos en cajas; las cajas al archivo y … a sedimentarse, durmiendo el sueño de los justos ( que para eso es la Justicia). Y a otra cosa mariposa.
   Claro que pensándolo bien, mejor son estos divertimentos judiciales que alternativas mas trágicas que a veces saldan estos procedimientos enconados, si recordamos la lamentable matanza de Puerto Hurraco, que comenzó en 1967 con un arado que entró en la finca de otro vecino y que se ultimó con una masacre en 1990 y huida de los asesinos a la sierra, hasta su detención.

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