Ese es el título del reciente libro de Javier Latorre Beltrán (Ed.Sepin,2014) y que afronta con éxito la aventura de explicar el proceso contencioso-administrativo a través de 232 preguntas y respuestas sobre los vericuetos, incidencias y estrategias del proceso contencioso-administrativo.
Pensar que consultando solamente la Ley Reguladora de lo Contencioso-Administrativo tendremos la guía para enfrentarnos al proceso es como montar una estantería modular de Ikea con las instrucciones: difícil, lento y de resultado impronosticable (por mi experiencia). Y ello porque el frío hueso de la Ley procesal se ha ido rellenando con la carne de la jurisprudencia, aunque dejando una figura descarnada en partes, y además numerosos Juzgados y Tribunales juegan al Doctor Frankenstein, de manera que el resultado del proceso contencioso resulta a veces tambaleante y estremecedor…¡ pero anda!.
Pues bien, esta brillante obra tiene enormes ventajas que debo resaltar vivamente.
La primera ventaja es que se trata de una obra práctica escrita por alguien muy práctico. Una obra que aborda cuestiones procesales reales y cotidianas por parte de quien es magistrado de lo contencioso-administrativo titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo num.2 de Alicante, cargo al que llegó en 2007 desde su anterior destino como Juez de lo Penal, lo que me atrevo a aventurar supuso un Camino de Damasco al cambiar de armas jurídicas y afrontar la difícil tarea de forjarse en una disciplina como el Derecho Administrativo, que siendo mudable como sugiere el aria de Rigoletto (“La donna è mobile, qual piuma al vento, muta d’accento, e di pensiero”), requiere grandes dosis de asombro y capacidad de estudio para poder afrontar el día a día desde un Juzgado contencioso-administrativo. Y a juzgar por la obra, Javier Latorre ha cultivado la ciencia y cosechado experiencia con sobresaliente porque no es fácil ser incisivo, certero e ilustrado en las arenas movedizas del proceso contencioso.
La segunda ventaja de la obra radica en su estilo: vivo, suelto y preciso. Preguntas sencillas y respuestas claras, aderezadas con pinceladas jurisprudenciales e incluso casos prácticos, pero sin hacerse oscuro, plúmbeo ni dogmático. No. El autor tiene el don de ofrecer la respuesta que necesita el jurista con prisa a la cuestión que le atenaza, ya que las 232 preguntas están sistematizadas al hilo de las fases que jalonan el proceso y mostrando los peligros jurídicos que acechan en las curvas del mismo ( en la interposición, en la demanda, en la remisión del expediente, en la prueba, en las conclusiones,etc).
Y la tercera ventaja alude a la parte magra del libro, ya que se encuentran respuestas a cuestiones vivas y que no pocas veces deciden un litigio. Veamos algunas de las 232 cuestiones tal y como se formulan: ¿Qué sucede si el demandante no amplia su recurso a la resolución expresa?(22),¿ Existe algún supuesto en que el procedimiento ordinario puede iniciarse directamente por demanda? (29)¿Que sucede cuando existe desviación entre lo pedido en vía administrativa, o en el escrito de iniciación del recurso y lo solicitado en el escrito de demanda?(52),¿Es aplicable en el proceso contencioso-administrativo la ficta confessio?(82), ¿En el procedimiento ordinario es necesario aportar la prueba pericial con la demanda?(85),¿Qué sucede si el órgano jurisdiccional omite el trámite de conclusiones?(110), ¿Qué sucede cuando el Juez no da respuesta en la sentencia a todas las pretensiones de las partes?(119), ¿Además de las causas de inadmisibilidad previstas en el art.69 LJCA, ¿Cabe invocar otros motivos distintos?(126), ¿Cabe la excepción de falta del debido litisconsorcio?(128), ¿Es posible pedir en el suplico de la demanda que la cuantía de la indemnización se determine en fase de ejecución de sentencia?(140), ¿Que sucede si el demandante desiste de su recurso porque la Administración ha reconocido sus pretensiones en vía administrativa, y tras el desestimiento, dicta un nuevo acto revocando total o parcialmente el inicial acto de reconocimiento de pretensioens?(161), ¿Cabe la transacción en la segunda instancia?(177), Abierta la vista,¿que sucede si solo comparece el letrado del demandante al que se le ha conferido la representación?(198), ¿Que sucede cuando el demandado impugna la adecuación del procedimiento por razón de la cuantía?(209),etc.
Si conoce usted las respuestas a todas esas preguntas que he seleccionado por muestreo…¡ enhorabuena, no lo necesita!. Yo en cambio, confieso que me he visto obligado a consultarlo y feliz de encontrar la respuesta.
En suma, una excelente obra disponible ya en el mercado que une, como decía el poeta, “lo bello y lo útil”.
Y si tras leerla, debidamente pertrechados de ciencia, alguien desea complementar su formación con una dimensión mas ligera, puede acudir a mis Veinte reglas de oro para ganar un juicio contencioso-administrativo así como al breve video de mi intervención ” Como ser abogado no morir en el procedimiento"
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