Para juzgar la calidad de un régimen democrático es obligado analizar sus piezas más señaladas siendo una de ellas las elecciones locales. Como es bastante desconocido en nuestro medio puede ser de interés conocer sumariamente algunos rasgos del sistema electoral alemán en este nivel de las entidades locales.
Varios son los rasgos que yo destacaría. En primer lugar el lector español ha de tener presente que en Alemania no existe una legislación local federal al ser esta un ámbito atribuido a la competencia legislativa de los Länder. Con todo, tampoco hay muchas diferencias entre ellos porque todo o casi todo está inventado y así los sistemas locales se han ido aproximando en los últimos decenios imponiéndose en definitiva un modelo que no es uniforme pero sí bastante homogéneo: el que se conoce como sistema del sur, que atribuye las decisiones municipales a dos órganos: el pleno y el alcalde, elegidos por espacios temporales que fluctúan entre los cinco años para los plenos y ocho -a veces- para los regidores.
En segundo lugar, se está imponiendo, desde la última década del siglo XX, la elección directa de los alcaldes. Los Länder de Baden-Württemberg, Baviera y Hessen fueron los adelantados de una opción que, después, han seguido otros territorios. Este cambio relativo al modo de elegir a los primeros ediles, unido a la expansión del referéndum para resolver asuntos locales, ha supuesto una renovación de trascendencia en los usos políticos y ha conducido a un parcial quebrantamiento del monopolio ejercido por los partidos tradicionales a la hora de imponer sus propias opciones y sus candidatos.
Tal alteración ha tenido una consecuencia beneficiosa y bien perceptible: la recuperación, por parte de la ciudadanía, de espacios libres del influjo partidario habitual. En este sentido añado algo de interés para nuestro medio: cada vez son más potentes las asociaciones de electores libres que, en las elecciones europeas de 2014, han conseguido incluso enviar una diputada al Parlamento de Estrasburgo. Tal es la fuerza con la que están presentes en el debate político. Los partidos tradicionales han soportado signicadas pérdidas de respaldo popular como consecuencia de la proliferación de tales asociaciones.
En tercer lugar, el tipo de campañas electorales es algo diferente del nuestro. Hay por supuesto mítines y otros actos políticos clásicos, pero, además, es indispensable organizar muchos encuentros directos con los votantes en los que éstos tienen ocasión de expresarse y debatir con los candidatos. En zonas rurales y en los barrios o suburbios se suele utilizar la tarde del sábado para estos fines o incluso la mañana de los domingos, tanto en espacios escogidos para ello como en aquellos donde usualmente los ciudadanos se concentran o, simplemente, están -por ejemplo, en los jardines de sus casas cuando el tiempo es propicio-, lugares todos ellos por los que el candidato ha de pasar o debe visitar.
En la actualidad, se utilizan también, junto a estas formas de presencia y contacto físico, las páginas web, los blogs, el twitter etc muy útiles en las grandes aglomeraciones urbanas. Con estos medios se trenza un debate a base de seleccionar un asunto concreto -guarderías, transportes, parques, escuela, etcétera-, para solicitar después las opiniones de los electores a los que cada candidato atiende personalmente. Es muy importante, en todas estas formas de relación, contestar fundadamente, transmitir la impresión de que se conocen los asuntos y de que se dispone de una solución razonable y razonada. Si no es así, toda la estrategia destinada a asegurar la cercanía y el interés por los problemas de los ciudadanos se malogra. Campañas consistentes en simples ataques al adversario, sin ofrecer alternativas creíbles y lógicas, demagógicas o populistas, son muy mal vistas por los ciudadanos, que descalifican a los políticos que cultivan tales prácticas.
Asimismo, la formación profesional de los candidatos juega un papel relevante.
En cuarto lugar, para la integración de los plenos municipales, existe una cierta libertad del elector -varía de un lugar a otro- para configurar una especie de menú que le permite librarse del que le ofrece un determinado partido político. Esto se logra gracias a diversas técnicas, entre las que destaca la posibilidad de votar a candidatos que figuran en distintas listas electorales (así ocurre en Baden-Württemberg y en otros ocho Länder).
Como subraya el profesor Herbert von Arnim, estudioso de estas cuestiones y activo defensor de la renovación democrática, de lo que se trata es de moderar el influjo de una clase política que agarrota las estructuras incluso aquellas erigidas para actuar precisamente con independencia y autonomía como son cabalmente las corporaciones locales.
Se verá que he tratado de aportar algún material para el debate. Consciente de que, si bien es cierto que los sistemas democráticos europeos están viviendo una crisis importante -diversos factores contribuyen a su falseamiento-, es inevitable, si no queremos retroceder a sistemas autoritarios más falseados aún, que se les aplique un tratamiento antiarrugas. El nuestro hispano necesita además buenas dosis de isoflavonas y antioxidantes que a lo mejor podríamos adquirir en el mercado alemán.
Francisco Sosa Wagner
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