De manera resumida e intentando destacar sólo las cifras más relevantes, para que los mensajes lleguen claramente a quienes están menos familiarizados con estas variables, la situación a diciembre pasado puede resumirse con los siguientes comentarios:
− El déficit de las administraciones públicas no para de crecer: 884.500 M € en Diciembre, equivalentes al 86% del PIB; desde el inicio de la crisis a finales de 2007, ha aumentado 502.000 M € (131%), de manera sostenida, independientemente de quién gobernase en los diferentes niveles de la administración pública.
− El Gobierno ha estimado un valor del PIB en 2013 a partir de la información de la que dispone (y de sus deseos), que le ha permitido salir razonablemente airoso en las primeras ruedas de prensa relacionadas con esta materia. Pero el Banco de España, que en este sentido es más prudente, estima el PIB anual según los datos de los 4 últimos trimestres en cada fecha que publica sus estadísticas; con dicha estimación puede afirmarse que en 2013 el PIB caerá respecto al año anterior, como por otra parte cabía esperar teniendo en cuenta el entorno, -12.000 M €. Así pues, el año pasado la economía fue peor de lo que afirman las autoridades y todavía no se recupera; la deuda en la que se materializa el exceso de gasto de las administraciones sigue creciendo desbocadamente hasta suponer 47 puntos porcentuales más sobre el PIB de lo que era antes de la crisis (2007); en concreto, ha pasado desde el 36% hasta el 83%, con la natural desconfianza de los inversores y ahorradores extranjeros.
− La principal causa de esa evolución es el déficit excesivo de la administración central y de las comunidades autónomas. Así, la administración central acumula un déficit de 760.000 M €, lo que equivale a decir que durante la crisis ha crecido 440.000 M €; y las comunidades autónomas, en conjunto, han acumulado 185.000 M € en diciembre, o lo que es igual, 124.000 M € más.
−Las corporaciones locales han evolucionado un poco mejor, pasando desde 29.400 M € a 42.000 M € en diciembre último. Además, el conjunto de ayuntamientos que no son capital de provincia han controlado mejor esta variable que las capitales de provincia, con un crecimiento de 8.000 M €: desde 11.600 hasta 19.300; por el contrario, el otro subgrupo de las corporaciones, es decir, las capitales de provincia, han seguido en su línea de déficit creciente, pasando desde 23.900 a 35.300 M €.
Es decir, considerando la enorme y creciente presión recaudatoria que sufrimos todos los contribuyente, tanto directa como indirecta; considerando igualmente que los gobiernos central y autonómicos han desarrollado la imaginación al máximo en cuanto se refiere a encontrar nuevas vías de recaudación, como por ejemplo la más reciente ocurrencia de gravar los depósitos bancarios; considerando igualmente que todas las piezas de las administraciones públicas se han engrasado al límite para recaudar todo lo posible (multas, tasas, sanciones de todo tipo ante errores administrativos, etc.); como no se ha atacado seriamente el problema del gasto público, la recaudación no alcanza a cubrir los gastos de las administraciones y, por tanto, el déficit excesivo sigue creciendo, de manera que se agotan los adjetivos para calificar la situación: ¿qué hay después de excesivo?
No hace falta ser un lince para concluir que el problema está en el gasto público: o se corta de una vez la sangría de nuestra economía, el gasto de las administraciones, o el sistema se desangrará, porque no hay sistema económico que resista durante tanto tiempo la presión impositiva que estamos soportando.
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