Todas las alarmas han saltado al conocerse que el importe de la deuda pública española ha superado la cifra del PIB, lo que grosso modo podría interpretarse diciendo que si España tuviese que devolver inmediatamente sus deudas, debería dedicar a ello íntegramente la producción de un año. Enfrentados a ese hito psicológico, muchos se han dado cuenta, diríase que de repente, del problema de fondo de nuestra economía: si se desea permanecer entre los países fiables y dignos de crédito, tarde o temprano hay que pagar lo que se debe; de lo contrario, puede que dejen de confiar en España.
Siempre que puedo expreso mi rechazo a la política económica que no ataja el problema del gasto público, porque me parece el mayor hándicap con el que competimos; también he manifestado mi desacuerdo con los que sacralizan el concepto gasto público, como si fuese un tótem intocable, una especie de fetiche al que todos debemos adorar sin cuestionarnos en ningún momento su vigencia. Y lo hago porque en la inmensa cantidad de dinero que se destina a la partida gasto público hay muchos conceptos innecesarios, especialmente en momentos de crisis tan grave como la que padecemos.
Revisando los datos que facilita la Intervención General del Estado, agrupándolos en un orden diferente de como figuran en los estados públicos, puede apreciarse la desproporción del gasto; para ello, es muy útil presentar los datos en un formato parecido a como haría cualquier pequeño negocio, distinguiendo además tres periodos de tiempo heterogéneos: antes de la crisis (2004 a 2007, inclusive); durante la crisis (2008 a 2010); y después de la crisis (2011 a 2013), por emplear tres conceptos más o menos objetivos; por último, se calcula para cada época los datos medios, para facilitar la comprensión, obteniéndose los datos que figuran en el siguiente cuadro.
Pido disculpas a los expertos en contabilidad pública por la barbaridad simplificadora del cuadro anterior, pero creo que es una herramienta sencilla para expresar mi opinión sobre la situación:
LA C R I S I S ADMINISTRACIONES PUBLICAS
Antes
|
Durante
|
Después
| ||
Ingresos |
380.495
|
384.062
|
382.432
| |
Gastos funcionamiento |
62.098
|
79.910
|
75.917
| |
Margen 1 |
318.397
|
304.151
|
306.516
| |
Sueldos y salarios |
95.410
|
123.294
|
118.312
| |
Margen 2 |
222.988
|
180.857
|
188.204
| |
Gastos financieros |
16.605
|
18.781
|
30.987
| |
Margen 3 |
206.383
|
162.076
|
157.217
| |
Prestaciones |
143.751
|
193.074
|
206.695
| |
Margen 4 |
62.632
|
-30.998
|
-49.478
| |
Gastos de capital |
48.847
|
57.685
|
44.505
| |
RESULTADO |
13.785
|
-88.683
|
-93.983
| |
Millones € |
1.) A pesar de la enorme subida e invención de impuestos de todo tipo, multas, sanciones, tasas, etc., que han desarrollado los gobiernos, este negocio genera prácticamente los mismos ingresos, es decir, las ventas se han estancado.
2.) Los gastos de funcionamiento y sueldos consumen más de la mitad de los ingresos por ventas, porque las medidas para aumentar la eficiencia, si se han tomado, no producen un efecto significativo.
3.) Conforme han aumentado las emisiones de deuda pública para mantener la maquinaria pública en funcionamiento, los costes financieros se han duplicado.
4.) Desde el estallido de la crisis el margen que podríamos denominar margen bruto de explotación (en el cuadro anterior, margen 3) se ha reducido un 25%
5.) Como las prestaciones han subido un 44% en el mismo periodo, el resultado es de pérdida creciente; en términos de empresa, este concepto podría asemejarse a la distribución de beneficios, pero habría que decir, con cargo a reservas, porque desde luego, el negocio hace mucho tiempo que dejó de generar beneficios.
6.) Adicionalmente a ello, los gastos de capital (inversiones) se han mantenido prácticamente constantes, por lo que el resultado final es de unas pérdidas anuales de unos 94.000 M €.
7.) Las pérdidas acumuladas de este negocio desde el comienzo de la crisis (o sea, en 6 años) suman 547.000 M €
Igualmente, aplicando la lógica de cualquier pequeña empresa a la situación descrita, las medidas para corregir la tendencia de un negocio que, como éste, acumula pérdidas anuales de manera imparable, serían las siguientes:
1. Aumentar los ingresos (impuestos), si bien se ha demostrado que es una vía con poco margen de mejora.
2. Reducir los costes de funcionamiento, es decir, aplicar medidas que realmente aumenten la eficiencia del negocio: producir más con menos coste.
3. Disminuir el endeudamiento, porque la carga financiera es elevadísima.
4. Reducir el dividendo, o sea, las prestaciones sociales.
5. Disminuir las inversiones o gastos en capital hasta que se vuelva a generar beneficios.
Ahora bien, cada una de las medidas posibles resultará impopular para una parte de la población / votantes, así que los gerentes de este negocio deberán decidir cómo reparten el malestar, por si acaso algún día quienes financian el negocio, o sea, el resto del mundo, se cansan de prestar dinero.
Tomás García Montes
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