miércoles, 4 de junio de 2014

Los funcionarios ante las redes sociales: no vale todo

El impacto de las redes sociales y la facilidad para verter contenidos en los mismos plantea la cuestión de los límites y cautelas sobre lo que el funcionario puede o no comentar sobre su trabajo, sobre sus jefes o sobre la Administración. Es muy fácil para el funcionario formar parte de una red social y  no es fácil eludir la tentación de comentar, cotillear o criticar autoridades o servicios. Bien está conocer qué y hasta donde se puede llegar.
1. De entrada precisaré que las Redes Sociales son un excelente cauce para mejorar el bienestar del funcionario y de la Administración a la que sirve. Del funcionario porque le abre horizontes, le quita del proverbial aislamiento, le proporciona intercambio de formación para solucionar problemas de su trabajo, y le ofrece un “productivo respiro” con su consulta ocasional en el tiempo de trabajo. Un funcionario libre es un funcionario productivo.
Y para la Administración porque humaniza su cara visible y le proporciona un cauce espontáneo de divulgación de sus logros e imagen institucional.
 Los tiempos en que las Administraciones contaban con su gabinete de comunicación institucional, celoso de su función, están en crisis, ya que hoy día una cuenta de Twitter o Facebook puede lanzar información de la Administración mas rápida y efectiva que la oficial ( otra cosa es el riesgo de que sea “inexacta” o “tendenciosa”). No en vano se ha dicho que “en la guerra y en internet, la verdad es la primera víctima”.
2. Sobre los límites, de forma brillante, clara y detallada Miguel Ángel Gonzalo, Archivero-Bibliotecario de las Cortes Generales, nos da las respuestas en este estupendo artículo.
En el mismo nos da noticia de la ” Guía de Comunicación digital para la Administración General del Estado‘, aprobada a través de la Resolución de 21 de marzo de 2013, de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas (BOE, núm. 79, de 2 de abril de 2013), que entre otras cosas reconoce la “Libertad para tener presencia en la web 2.0 y tener perfiles personales en las redes sociales Las opiniones que se compartan en cualquier perfil social son de carácter personal y en ningún caso se le pueden atribuir a la organización. El personal de las administraciones tiene derecho a expresar libremente sus opiniones o puntos de vista sobre los temas que crea oportuno”
Pero eso sí, el funcionario es el espejo de la Administración a la que sirve, tanto antes como después de “fichar”, y se impone un principio de lealtad hacia la Administración así que en la Administración General del Estado ( como en todas las demás Administraciones pues sobrados principios ofrece el EBEP para su exigibilidad, p.ej.art.53 Ley 7/2007). Por eso  hay  límites a lo que puede exponerse en las redes sociales:
- No se atribuirán opiniones personales a la organización a la que pertenece.
- No se revelará ningún tipo de información confidencial o reservada.
- No se usarán cuentas del correo electrónico corporativo para registrar cuentas personales en cualquier página externa a la Administración General del Estado, ya que esta información podría ser mal interpretada o utilizada para fines no deseados.
3. A mi juicio, se impone un sano ejercicio de autocontrol.  El funcionario debe desterrar la creencia de que fuera del despacho y al margen del expediente, puede comunicarse con sus contactos de las redes sociales como lo haría en una reunión familiar, banquete o tertulia de fin semana. No. Hay que tener presente:
- La red no separa “autor” y “opinión”, y nunca faltará quien asociará la identidad del funcionario con lo que ha dicho para que lo dicho cobre especial énfasis, valor o utilidad. Es más, aunque alguien no se identifique como funcionario y oculte su centro de trabajo, posiblemente alguien completará los datos con sencillas búsquedas cruzadas de “google” o “linkedin”.
- Lo que se sube a la red, cobra vida propia, y puede tener un “efecto boomerang” sobre la Administración a que servimos y sobre nuestro trabajo.
- La red social abre debates que, caracterizados por la espontaneidad y rapidez, pueden provocar situaciones de arrebato, ofuscación o discusión que nublen lo que se dice de manera que resultará distinto de “lo que se quería decir” ( las teclas las carga el diablo) o de “lo que se debería decir” ( si se reflexionase con serenidad).
Hay que frenar los humanos instintos. No ceder al “minuto de gloria” de poner sobre el tapete digital un dato que se conoce por ser funcionario de algún expediente o procedimiento ( y que puede ser un “dato personal” de tercera persona con derecho a su intimidad e imagen; o un “dato estratégico” de la institución a que se sirve). No desahogarse insultando o censurando al superior o autoridad pues puede encerrar una falta disciplinaria. No convertirse en un “garganta profunda” para parodiar a “wikileaks” y elevar a la red lo que se conoce por el trabajo ( hay cauces internos para depurar situaciones anómalas). Y por supuesto, no hay que confundir lo ocasional con lo habitual, pues una cosa es asomarse a la red social de forma puntual y ocasional en “horario de trabajo” y otra muy distinta dedicar el tiempo por el que la Administración paga a atender las redes sociales.
  Eso no impide, por supuesto, ni participar en foros o redes sociales con debates objetivos sobre procedimientos administrativos ni frenar la sana reivindicación de condiciones de trabajo o mejoras retributivas. De lo que se trata es de “usar” la red social y no “abusar” de ella, y sobre todo de no utilizar la “red social” para “pegarse un tiro en el pie”.
4. Una cosa es el “cotilleo” de las incidencias profesionales y otra la “difamación”. La red social “traga” las opiniones sin filtros al respecto. No es bueno que los funcionarios vivan amordazados, y de hecho, nada hay mas sano que el intercambio de opiniones y  tendencias de la Administración a la que se sirve que el que se teje en torno al “café” o pausa matinal ( como hay tertulias en los “tiempos muertos” administrativos).
Ahora bien, la red social puede propiciar un espacio especialmente “caliente” hacia la crítica, donde verter la intriga palaciega, el infundio o el insulto, y quien sucumbe a la tentación emprenderá un camino peligroso. Un campo de minas. Y que nadie piense que es fácil el anonimato mediante la creación de cuentas de correo o perfiles imaginarios: todo deja huella, y un procedimiento civil o penal para determinar el alcance de la difamación normalmente llega al autor.
5. Por otra parte, aunque hay unas redes sociales son mas seguras que otras,  algunas de ellas ( Facebook, Google+ ¿?) pueden suponer un serio riesgo de virus o contaminación de los equipos informáticos públicos, o ralentizar las comunicaciones internas, de manera que si la Administración no cuenta con barreras, el funcionario tendrá un grave problema.
6. Resultan utilísimas 10 recomendaciones de uso de Redes Sociales para empleados públicos que nos ofrece Carlos Guadián y que demuestran que en la sociedad democrática hay reglas de sentido común, respeto y lealtad que todos deberíamos observar sin necesidad de códigos disciplinarios.
7. Por último, me referiré a la calificada por sus promotores de “Red social profesional de TODOS los empleados públicos” , ConectAD y que supone colmar una laguna que en las últimas décadas habían padecido los funcionarios, caracterizado por el aislamiento y su horizonte socioprofesional limitado en las fronteras de la Administración a la que servía.
En suma, se trataría de ofrecer un espacio de contacto, donde intercambiar experiencias, de forma sana y transparente, y donde encontrar la información codiciada sobre la profesión.
Su concreta funcionalidad, según refleja la web es ofrecer:
- Facilitar  el conocimiento de la oferta publica de empleo, ejecutar permutas y cubrir bajas temporales.
- Transmitir el conocimiento de los empleados públicos jubilados o en la reserva al resto de la sociedad.
- Ser el altavoz de noticias importantes de los diferentes organismos como las campañas de trafico y posibles datos a comunicar por parte de empresas publicas para transmitir su aportación a la sociedad.
- Ayudar a solucionar un poco mas la crisis buscando con la interactuación de los usuarios y sus intereses comunes alternativas que optimicen pos recursos y mejoren su día a día.
- El acceso a la formación tanto profesional como de ocio.
- La información de eventos, reuniones, actos, ferias por parte de sociedades, grupos, organizaciones o incluso particulares.
En definitiva, un club abierto a todos los funcionarios, gratuito y de fácil accesibilidad. Parafraseando la cita bíblica: ” No es bueno que el funcionario esté solo”.

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