martes, 25 de noviembre de 2014

15 enseñanzas del virus ébola para la Administración pública

  Mas allá de los alarmismos, preocupaciones lógicas y valoración de la gestión política de la crisis sanitaria abierta con el ébola en España, a raíz de la auxiliar de enfermería en el Hospital Carlos III de Madrid (primera persona que se sabe ha contraído el Ébola fuera de África), me parece oportuno exponer telegráficamente la necesidad de que la Administración aprenda de los errores para una Administración sanitaria mas eficiente en los casos de emergencias sanitarias, esto es, las que desbordan la capacidad ordinaria del Sistema Sanitario. A bote pronto, se me ocurren hasta quince medidas inexcusables, que comento como simple desahogo de ciudadano perplejo y que, mas que exigir responsabilidades por el pasado, se coloca en la perspectiva preventiva para el futuro.
1. Habrá de mejorar la comunicación pública de las situaciones críticas. No son de recibo la intoxicación informativa, los vaivenes gubernativos y la desorientación ciudadana que se ha producido ante el incidente/accidente en torno al caso del virus del ébola en España.
La ciudadanía puede aguantar tensiones y sacrificios, pero tiene derecho a la información y no debe vivir en la especulación. Correr como gallinas sin cabeza de un lado para otro, solo garantiza cabezazos y desesperación.
2. Habrá que mejorar la unidad de acción de la gestión pública de las crisis sanitarias. No se trata de desenfundar rápido para aplicar la Ley Orgánica 3/1986, de 14 de abril, de medidas especiales en materia de salud pública ni mucho menos de aplicar la Ley Orgánica 4/1981, de 1 de Junio de estados de Alarma, Excepción y Sitio para afrontar una crisis sanitaria. No. Se trata sencillamente de que exista una sola voz pública en estas situaciones de infecciones u epidemias generales, que no entienden de fronteras de Estados ni de Comunidades Autónomas. Habrá que aprobar una Ley Orgánica o ley de armonización, o sencillamente una Ley básica, bajo los títulos competenciales administrativo y sanitario, para asegurar la unidad de acción ante los brotes de futuras emergencias sanitarias.
3. Habrá que adoptar medidas de coordinación de los profesionales de distintas disciplinas ante las emergencias ( investigadores, sanitarios, policía, aduaneros,etc). No puede ser que el factor humano de al traste con la salud de todos.
4. Habrá que reconsiderar la oportunidad de los tijeretazos o medidas lineales de recortes presupuestarios. Una cosa es aplicar el bisturí a las políticas públicas que afectan a intereses no vitales y otra muy distinta a los ámbitos de investigación o atención sanitaria de alto riesgo para la población.
5. Habrá que revisar el sistema de control de idoneidad del personal sanitario, su actualización y capacidad de aprendizaje de medidas excepcionales ( incentivos, penalizaciones o traslados). El desencanto, la inercia o la pasividad de un empleado sanitario no son la mejor garantía de plena alerta ante crisis sanitarias.
6. Habrá que revisar las políticas de formación del personal sanitario en ámbitos críticos. No es cuestión de cantidad de horas o cursos, sino de calidad y seriedad. España se acostumbró a que seminarios y cursos son pasaporte para la promoción interna y no para la salud externa.
7. Habrá que establecer un sistema específico de compensación (permisos, excedencias, etc) o indemnizaciones pecuniarias para el personal sanitario que, por servicio a los demás, sufra contagios o riesgos graves para la salud. No olvidemos que el virus del Ébola se transmite por contacto con los fluidos corporales de los pacientes sintomáticos y que el contagio, por mayor o menor diligencia, no debe asumirse en soledad, silencio y penuria.
8. Habrá que regular las causas de despido, y medidas laborales para evitar casos tan sangrantes como el del hermano de la enfermera afectada por el ébola. No puede aceptarse el abuso del derecho para amparar la injusticia. Si toda discriminación es repudiable, cuando se asienta en prejuicios sobre enfermos o parientes, resulta abominable.
9. Habrá que revisar el sistema de reclutamiento de personal sanitario complementario en casos de emergencia. No es admisible que ante la sombra de un contagio, la comprensible renuncia del llamado a prestar servicio como interino o temporero, se convierta en causa de expulsión de futuros llamamientos para el empleo público.
10. Habrá que revisar el protocolo de las decisiones de retorno adoptadas en relación con fallecidos en el extranjero por enfermedades infecciosas, y fijar reglas generales, sin abandonar al decisionismo de cada gobierno una decisión sobre una persona que puede afectar a todos.
11. Habrá que revisar las reglas de viajes internacionales de España con los países de África Occidental afectados para detectar síntomas o signos de la enfermedad, así como las pautas que deben adoptarse con aquéllos que afloren tras entrar en el país.
12. Habrá que revisar el sistema de información a la opinión pública mediante sistemas centralizados y fiables, para que en caso de plantearse una crisis sanitaria epidémica, informen de los síntomas, de las condiciones deambulatorias, de los centros a que deben dirigirse… Lo que no puede aceptarse es que el ciudadano se quede desorientado ante el rumor, los sabelotodos y los políticos carroñeros. Planteado un caso así, debería establecerse de inmediato un página web oficial, con actualización automática, donde la población encuentre respuestas.
13. Habrá que articular medios para promover la conciencia pública así como individual, que sirva de incentivo o acicate a los ciudadanos para que ante el menor síntoma infeccioso se sometan al protocolo de asistencia, eludiendo la confianza en las propias posibilidades de sanar. Un problema colectivo no puede quedar en la decisión individual: pensamiento solidario.
A tal fin, un teléfono de emergencia para asesorar debería ser anunciado de inmediato.
14. Habrá que establecer, si no se ha hecho ya, un Observatorio de Enfermedades infecciosas de emergencia para el futuro, de manera que puedan identificarse con antelación los riesgos, el perfil de población mas susceptible, los focos de infección así como las medidas preventivas. No debemos esperar a tener el virus a la puerta del territorio para iniciar el zafarrancho.
15. Habrá que establecer canales rápidos y flexibles con autoridades sanitarias y políticas de otros países con riesgo similar ( “líneas rojas”) que permitan adoptar medidas con la máxima prudencia y convicción. Un problema global y universal no puede resolverse localmente. Al menos la Unión Europea debe ofrecerse mas que la “Europa de los mercaderes” como la “Europa sanitaria” y adoptar medidas urgentes sobre el riesgo del ébola ( que un país piense que no va a sufrir el problema por no tener detectados casos en su territorio es como aquél que estando de pasajero en un bote en un lago, que tenía abierta una vía de agua,  se consolaba pensando que no le afectaba porque el agujero no estaba “de su lado”).
 Podrá decirse que todo eso ya se hace, o que está previsto, o que está bien predicar a toro pasado, pero lo cierto es que en esta ocasión el sistema ha fallado. Estoy seguro que ahora nos tocará asistir a una ceremonia de preguntas parlamentarias y respuestas gubernamentales con aroma de paripé para la ciudadanía, y que se aprobarán Libros “de colorines” o Planes y Programas para todos los gustos, o crear Comisiones (que ayuda mucho) o mejor un Comisario para la crisis. Cuanto mas bonito el nombre y rimbombante el cargo u órgano, mayor efecto placebo para la ciudadanía.
Pero no se trata de apagar el fuego con viejos trucos de política barata. Se trata de actuar. Y es que no cambiar nada es la mejor manera para que la amarga historia se repita.

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