miércoles, 11 de marzo de 2015

De jueces no humanos y las tonterías de Javier Marías

Lamento tener el defecto de rebelarme frente a la infamia y la lectura del reciente artículo publicado en el Dominical del País Semanal (8/02/2015) por Javier Marías, bajo el titulo “Jueces no humanos” y subtitulado “Hay no pocos jueces que no disimulan nada, y a los que no preocupa lo más mínimo manifestar síntomas de locura” merece un comentario como respuesta a un artículo pobre, pretencioso y que dice poco, o mucho según se mire, de quien lo firma.
Escuchemos las perlas que destila el artículo de quien se alza en “juez de jueces”, aunque recomiendo su íntegra lectura, pese a que como todo panfleto tienda a ser leído parcialmente antes de ser desechado.

1. Estos son algunos fragmentos del artículo.
No es que los jueces hayan sido nunca demasiado de fiar.”
Pero ahora hay no pocos jueces que no disimulan nada, y a los que no preocupa lo más mínimo manifestar síntomas de locura o de supina estupidez. Uno se pregunta cómo es que aprueban los exámenes pertinentes, cómo es que se pone en sus manos los destinos de la gente, su libertad o su encarcelamiento, su vida o su muerte en los países en que aún existe la pena capital.”
La epidemia de jueces lunáticos se extiende por todo el globo”
Y a ellos sí (-jueces argentinos-), pese a su desvarío, habría que reconocerles el derecho al habeas corpus, faltaría más. Confío en que la orangutana (ya puestos) sea proclive a concedérselo. No vería gran diferencia si fuera ella quien vistiera la toga y enarbolara el mazo con el que dictar sentencias. La capacidad de raciocinio de la una y los otros debe de ser bastante aproximada.”
 
2. El primer error del Sr. Marías es de principiante, pues eleva la anécdota a categoría.
Como hay unos jueces en argentina que ponen una sentencia que se le antoja un disparate y como un juez español dictó una sentencia que no entiende pues, resulta que según su reflexión, “hay no pocos jueces que no disimulan nada y a los que no preocupa lo más mínimo manifestar síntoma de locura”. O sea, el salto del caso concreto a la ley general. Toma ya. Como un médico en Pekín cortó la pierna equivocada “hay no pocos jueces mutiladores en el mundo”.
Debería el Sr. Marías repasar las leyes de la lógica pues los estudiantes poco avezados de primaria ya saben que una oveja negra en el rebaño no implica presumir que todas las ovejas del mundo son negras.
 
3. El segundo error del Sr. Marías, y da sonrojo exponerlo, es que pese a ser miembro de la Real Academia de la Lengua Española, parece no utilizar bien los pronombres pues lo suyo sería afirmar que “algún” o “algunos” jueces se equivocan o tienen síntomas de locura, pero no es lo mismo que decir que “no pocos” jueces tienen síntomas de locura.
Veamos. A mi particular juicio como lector que no va mas allá de las veinticinco páginas de cualquier novela si no le engancha, puedo confesar que el Sr. Marías me parece un escritor “plúmbeo”, un auténtico coñazo. Acepto y respeto a los lectores que disfrutan de los libros del Sr. Marías, pero a mi juicio, para un buen artículo periodístico no basta con juntar palabras y demagogias de café para provocar el goce del lector.
Sin embargo, mi opinión personal sobre el modo de escribir del Sr. Marías no me autoriza a publicar un artículo periodístico que se titule o subtitule “Hay no pocos académicos en la Real Academia que son plúmbeos”.
Así, hay que recordar al Sr. Marías, que “no pocos” está mas próximo a “muchos” que a “algunos”, y por su amplísimo y riguroso trabajo de campo que sostiene su artículo (una sentencia penal sobre el ensañamiento, los exámenes de los Registros Civiles y el caso del Tribunal Supremo venezolano y una sentencia argentina), me parece que su juicio es precipitado por no decir temerario.
Tampoco sería de recibo que yo afirmase que hay una epidemia de “escritores lunáticos”, pues calificar como hace el Sr. Marías a los jueces de “lunáticos” es algo que no se sostiene sobre un “error” o “una decisión jurídicamente discutible”. Creo que esa súbita conversión en psiquiatra experto del Sr. Marías incurre en el mas burdo de los intrusismos y torpeza expresiva.
 
4. El tercer error del Sr. Marías radica en confesarnos que apoya su original tesis sobre  la epidemia de jueces lunáticos,  en cuatro frágiles patas.
 
4.1 El caso del ensañamiento. En primer lugar, considera el Sr. Marías que es un disparate que un juez no considere “ensañamiento” (por cierto en una sentencia penal… ¡de hace una década!) haber asestado setenta puñaladas a la víctima.
Claro, si el Sr. Marías habla con el significado coloquial, puede considerarse que quien asesta sesenta puñaladas “se ensaña” en la víctima.
Pero el Sr. Marías olvida que los jueces tienen que aplicar las Leyes penales que aprobamos todos (no es un capricho) y además las leyes penales no se aplican analógicamente ni con interpretación extensiva, y además según lo marca la jurisprudencia del Tribunal Supremo. De ahí que el ensañamiento como agravante penal (que se suma a la condena del homicidio) para nuestras fuentes del Derecho (de las que no bebe el Sr. Marías) se ciñe a la existencia de una situación de “sufrimiento” de la víctima de un delito cuando todavía “sufre”, esto es, que no ha muerto, de manera que si se demuestra que ya estaba muerto cuando la patean o apuñalan, todas las tropelías que se cometan con el cadáver tendrán otra calificación delictiva, pero no son la agravante de ensañamiento.
O sea, que no hay tal error del juez sino juicio de un profano en Derecho que se mete en terrenos que desconoce. Algo así como si yo me quejo de que el Sr. Marías escriba “huevo” con “hache” cuando todos los ciudadanos lo pronunciamos sin “h”. Será mi opinión, muy divertida en una mesa camilla, pero si pretendo desautorizar a todos los escritores, resultará un error o torpeza clamorosa.
Pero es más, si el Sr. Marías en vez de escribir tonterías se hubiese leído el Diccionario de la Real Academia de la que forma parte (al menos cobra por ello) hubiera leído la definición de “ensañamiento”: Der. Circunstancia agravante de la responsabilidad criminal, que consiste en aumentar inhumanamente y de forma deliberada el sufrimiento de la víctima, causándole padecimientos innecesarios para la comisión del delito”.
Y si lo lee, le quedará claro algo tan elemental, que digan lo que digan las leyes, tampoco hay ensañamiento para la Real Academia si no hay “sufrimiento”.
 

4.2  El caso de los expedientes de nacionalidad ante el Registro Civil. La segunda torpeza la demuestra el Sr.María al apoyarse en las preguntas que se le antojan absurdas y que parece ser que hacen los jueces en los expedientes ante el Registro Civil para la concesión de nacionalidad, en los cuales se hacen preguntas que pueden resultar chocantes o extravagantes.
El Sr. Marías nuevamente nos demuestra su ignorancia jurídica, pese a que ya la dábamos por probada.
Al margen de que nuevamente incurre en la anécdota de la pregunta que se le antoja rebuscada o capciosa (y que no puede elevarse a general) alguien debería enseñarle que una cosa es la actividad jurisdiccional y otra muy distinta la actividad administrativa encomendada a algunos jueces, los encargados del Registro Civil. No confundamos churras con merinas.
Asimismo, los expedientes gubernativos de concesión de nacionalidad, con intervención del juzgado intentan determinar la seriedad y arraigo o conocimiento de la cultura de quien pretende vivir en nuestro país. No se trata de una oposición con temario sino algo mucho mas sencillo, y si el Ministerio o la sociedad quieren un examen estilo oposición pues que se apruebe la Ley o reglamento que así lo imponga. Pero no se le pida al Juez que improvise y actúe cuando la norma no regula su quehacer, insisto, en función administrativa. A lo mejor, al Sr. Marías le parecería mejor que le preguntasen al ciudadano congolés si ha leído alguna obra de Javier Marías (aunque pensándolo bien, si la respuesta es negativa, jugaría en su favor).
 
4.3 El caso venezolano. La tercera torpeza es apoyarse en el dato del Supremo venezolano para considerar que todos los jueces del orbe son lunáticos.
Es evidente que utilizar ejemplos de tribunales venezolanos como utilizarlos de Corea del Norte, no tiene ningún valor para asimilarlo con los españoles.
 
4.4 El caso argentino. La cuarta torpeza es apoyarse en una sentencia argentina que para el Sr. Marías “dictaminaron que una orangutana del zoo era “persona no humana”, con derecho al habeas corpus (como si hubiera sido arrestada) y a circular libremente”.
Al margen de la mayor o menor risibilidad del caso tal y como lo presenta por lo prensa, bien estaría recordar al Sr. Marías que las sentencias judiciales hay que citarlas tras leerlas en su extensión y con fragmentos entrecomillados, pues si no convertimos los titulares adulterados en realidad. Se olvida a bote pronto el Sr. Marías:
A) Es un caso aislado en Argentina, que se aparta de todos los precedentes y por eso ha merecido primera plana.
B) Es un “habeas corpus” o sea, una medida de emergencia para evitar males mayores y no un proceso penal o civil con sentencia definitiva.
C) Ningún juez del mundo es infalible y para eso están los recursos.
D) No es firme y será objeto de recurso y revisión;
E) Es más, si el Sr. Marías se hubiere molestado en hacer un barrido por internet se percataría de que ese mismo caso y orangután fue rechazado judicialmente por el juez de instancia.
Parece que si unos jueces dicen una cosa, y otros la contraria y quedan los terceros dirimentes, es un exceso calificar a todos los jueces (implicados y no implicados, a favor y en contra, argentinos y no argentinos) de lunáticos.

5. En fin, se ve que el Diario El País paga poco y el artículo se corresponde con lo poco que paga a sus colaboradores, o quizás (y me inclino por esta segunda posibilidad) el País paga lo justo y como el artículo pertenece a la literatura-basura, tendrá el Sr. Marías que devolver lo cobrado.
 
6. Yo me comprometería como jurista a no opinar de los novelistas y a cambio que los novelistas no opinen de los jueces. Pero si valiese todo, y me parece que debemos respetar la libertad de expresión, al menos me comprometo a reflexionar y pensar las cosas antes de decirlas con título y subtítulo, y menos mala leche.
 
7. Alguien debería decir al Sr. Marías que hay gente que valora la justicia de este país, que no necesita quien la desmitifique con insidias y visto lo visto, me temo que donde parece que no hay justicia es cuando se nombra a alguien así para la Real Academia de la Lengua o cuando se le deja espacio para estos delirios.
Si el Sr. Marías se pregunta cómo los jueces aprueban las oposiciones yo me pregunto como se obtienen premios literarios y asientos en Academias personas como él. Me pregunto si los requisitos son equiparables en objetividad, aunque la respuesta se me ofrece claramente: el Sr. Marías es víctima de su éxito novelístico, seguramente por derroteros tortuosos dignos de ser novelado por otro, y se cree como el Rey Midas que convertía todo en oro, que cualquier cosa que ponga por escrito en un periódico es dogma de fe. Triste.
 
8. Lo que no es justo son esas generalizaciones pretenciosamente ocurrentes del Sr. Marías en un país con 4000 jueces y mas de dos millones de sentencias anuales, algunas erradas y otras posiblemente no harán justicia porque las leyes parlamentarias a veces conducen a ello, pero en su inmensa mayoría realizadas “con sangre, sudor y lágrimas”, porque no es fácil hacer justicia sino una gran responsabilidad. Y si el Sr. Marías cree que estamos en manos de lunáticos pues bien haría en emigrar a otros pagos.
Mas bien, creo que el Sr. Marías ha tenido una mala experiencia con la justicia y sangra por la herida, pero “tiene que hacérselo mirar”.
También tiene mucho que aprender de su amigo Pérez Reverte quien sabe hablar con contundencia, agudeza y riqueza expresiva, y lo mas importante, sin aburrir y sin sembrar infamias sobre colectivos que de forma callada hacen su trabajo por todos. Y lo peor, que no tienen la plataforma periodística para defenderse frente a otros que están en nómina.
Y si quienes están en nómina no tienen ideas para escribir esa crónica semanal, por favor, que se busquen otro mono o se miren al espejo para inspirarse.
 
En fin, pido disculpas a mis lectores por el tono y discurso de este post, pero como dije, solo me salgo de la carretera jurídica, cuando veo abusos y atropellos con visos de impunidad.

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